Hoy estoy feliz de tener mi primera invitada en JMA (si, teóricamente el primer invitado fue Polo en el primer post 🥰 - pero yo le hice la entrevista entonces no cuenta) y me encanta que hablará sobre el que ha sido el tema más popular de este newsletter desde que salió: la migración.
A Caro la conocí cuando yo trabaja en WeWork, ella es miembro fundador del primer WeWork en Argentina (su oficina está desde que abrió y sigue ahí!) y tiene una super agencia de comunicación digital / social media que se llama LACICLA y ellos llevaban las redes de WW (Caro me dijo: que quede claro que no nos conocemos por Venezuela, sino porque la vida realmente nos juntó y ambas supimos ver que la otra tiene magia 🥰)
Desde que conocí a Caro me pareció una inspiración TOTAL: es súper creativa y le pone pasión a todo lo que hace, ha viajado por el mundo solo por el placer de conocer, es emprendedora (y exitosa porque emprender es fácil, tener éxito es otro tema), escribió 2 libros (#LIFEGOALS), decidió ser madre soltera y en el camino encontró el amor y construyó una familia lindísima… y además todavía tiene tiempo para tener una cuenta de Instagram con grandes recomendaciones, historias, reflexiones y updates de (su) vida.
La primera vez que hablé de migración aquí me costó un montón, pero sabía que es un tema del que quiero seguir hablando, así que esta semana cuando Caro puso un story diciendo que ella era colombovenezolanargentina, en un impulso le escribí a ver si quería hacer un post de invitada hablando más sobre ese sentimiento: 1) porque yo también me siento así, un poco de todos los lugares donde he vivido, y 2) porque sabía que ella podía hablar de una manera sincera y con la que muchos nos íbamos a sentir identificados, y no me equivoqué. Se lo pregunté el jueves en la mañana, me dijo que le gustó el disparador, que fluyó, y ese mismo día al mediodía ya tenía esta belleza en mis manos (y con el que lloré un poquito cuando lo leí).
Disfruten el post.
Soy colombovenezolanargentina, así, todo pegado como se ve. Nací en Bogotá. A mis 16 me mudaron a la fuerza a Caracas. Algo que se convertiría en una bendición. A los 29 volví a Colombia. Ya no era de allí. Yo ya era cachaqueña. Mi jefa del canal de TV donde trabajaba me decía que dejara de hablar venezolano para subir mi estatus. Yo no entendía. Para los venezolanos hablo como colombiana, para los colombianos como venezolana.
Me fui de mochilera por 15 días a Ecuador y no regresé a vivir a Bogotá, ni a Caracas. Llegué a Argentina con 10 dólares en el bolsillo. El primer año fue horrible, ahorraba para regresar. Y luego me deprimí y no tenía fuerzas para volver ni a Caracas, ni a Bogotá. Un pana venezolano en Buenos Aires me prestó una bici y empecé a andar en la ciudad de la furia; el primer día hice 10 kilómetros, el segundo 30, el tercero 40. Y me volví adicta a andar en bici por la ciudad. Un fuego, mi mejor meditación: pedalear. Antídoto para la soledad y la tristeza.
Así me enamoré de Buenos Aires. Me empezó a mostrar todos sus dientes. Armé una empresa. Viajé. Me fui a otros lugares y Buenos Aires me hacía regresar.
A Caracas no volví, igual regreso todos los días, con mi arepita de jamón y queso venezolana por la mañana. Con mi soundtrack de Papashanty, King Changó, Los Amigos Invisibles, Rawayana, Irepelusa y Los Mesoneros que casi siempre giran en el tocadiscos de mis días.
Viví en Nueva York dos años y fue el mundial del 2018. Yo estaba en un grupo de Argentinos en Nueva York y nos encontrábamos para ver los partidos. A mí se me olvidaba, cuál Nena, Salúdame al Diego, que yo no soy argentina 100% y llegaba con mi acento mezcladito y los argentinos me miraban con cara de WTF? y entonces yo explicaba, que soy colombovenezolanargentina, y minutos más tarde se daban cuenta que encajaba. Mate, sanguchitos, bife, Buenos Aires habita en mí.
Pienso en lo chistosa que soy al pensar que “soy colombovenezolanargentina”. Quizás sea difícil de entender para otros, pero para mí no. Yo llevo en mi sangre cumbia, joropo, Aterciopelados y Sentimiento Muerto. Preparo Reina Pepeada y también sé hacer una buena Bandeja Paisa. A mí la vida me regaló tres naciones. Soy multicultural, me duele y vivo cada tragedia y cada triunfo de estas naciones que son parte de mí.
Creo en la poesía de Yolanda Pantin, Hanni Ossot y Rafael Cadenas. Me fui de Venezuela buscando un mejor futuro, pero siento la nostalgia de Caracas todos los días de mi vida. Cada año cuando voy de visita a Bogotá me atraviesa la fantasía de volver y dejarme cautivar por la amabilidad de mi ciudad natal, las frutas, el frío, la montaña, luego aparece el tráfico, la burocracia, y entonces recuerdo que Buenos Aires me eligió.
Las ciudades nos escogen para vivir. Aunque pensemos lo contrario, ellas son quienes también se abren hacia uno. Yo siento que mi mix colombovenezolanargentina sólo se enfrenta cuando hay un partido de fútbol, el resto del tiempo se complementa, soy Caribe, soy Tango, soy Andina. Mi mayor riqueza es ser Latinoamericana. Aprendí a ser amor en múltiples argots.
Che, qué chimba, chama.
Gracias Caro! ◡̈
Pueden saber más de ella en caroclack.com y en su Instagram.
Liminal ha sido el post mas leído de JMA y habla sobre la migración: “¿Cómo le explico a alguien que cuando estoy en Venezuela soy mexicana y cuando estoy en México soy venezolana? ¿Cómo le explicas a la gente que siempre estás entre aquí y allá?”
10 things fue el post de la semana pasada y tiene recomendaciones para los próximos días.
Infatuation. El verano es la temporada del amor, así que hablamos de la maravilla que es poder tener muchos crushes que llenan muchos espacios de nuestra vida.