No sé si saben, pero la Real Academia Española ya incorporó la palabra Saudade. El término, viene del portugués y expresa un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia. A menudo conlleva el conocimiento reprimido de saber que aquello que se extraña quizás nunca volverá. Quiero hacer especial énfasis en el “nunca volverá”.
Uno de los temas del que más me pidieron escribir cuando comencé este newsletter fue de la migración y en su momento me pareció muy vasto, muy complicado, así que pensé que no escribiría nada al respecto porque no sabía muy bien cómo abordarlo.
Ser inmigrante es vivir con la melancolía de extrañar a tu país, como el escritor portugués Manuel de Melo la definió es un “bien que se padece y mal que se disfruta”, pero ser inmigrante venezolano es extrañar algo que ya no está y que no va a volver. Es ser ese daño colateral de la avaricia desmedida de algunos y el aprovechamiento de otros.
Haciendo una búsqueda, no de qué escribir al respecto, si no de cómo me siento al respecto, recordé un término que aprendí hace unos años que es “liminal”. Arnold van Gennep, folclorista y etnógrafo francés de origen alemán, usó ese término por primera vez en 1909 para referirse a la ambigüedad que caracteriza el cambio de status de la persona o de un grupo social. Esta etapa implica una "muerte" metafórica, ya que la persona se ve obligada a dejar algo atrás al romper con las prácticas y rutinas anteriores.
Y últimamente he estado pensando mucho en eso: en que en cada momento y con todo en nuestras vidas nos enfrentamos a la pérdida de identidad, y básicamente eso es la migración. Aunque no sea tan fuerte como mudarte de un país a otro, todos para evolucionar tenemos que migrar, y la verdad es que cambiar siempre es incómodo… pero ¿cómo nos volvemos una versión de nosotros que nunca ha sido si no es así? Con la muerte de lo que era y la promesa de lo que viene, pero, ninguna muerte, de nada, es agradable.
Esta frase la vi en el Instagram de encuentro.interior
y me pareció precisa para el tema.
Wikipedia dice que la liminalidad (del latín limes, "límite", "frontera" o "umbral") significa “no estar en un sitio (físico o mental) ni en otro. Es estar en un umbral, entre una cosa que se ha ido y otra que está por llegar. La enfermedad, la adolescencia, el duermevela o la locura transitoria son estados liminales, como también lo son los viajes, ya sean por placer o por necesidad”.
¿Cómo le explico a alguien que cuando estoy en Venezuela soy mexicana y cuando estoy en México soy venezolana? ¿Cómo le explicas a la gente que siempre estás entre aquí y allá? Cuando eres inmigrante siempre estás en el espacio liminal, no estás aún aquí totalmente porque tu acento te delata, no comes picante y no tienes a tus amigos “de toda la vida” cerca, pero no estás allá porque ya no te acuerdas de las calles, las cosas cambian y tú solo tienes el recuerdo.
Sé que suena fuerte, pero siento que los inmigrantes estamos en una especie de purgatorio emocional… por siempre.
La autora cubana Amarilys Gacio Rassler lo define también muy bien: "¿un inmigrante? Un inmigrante se siente como cuando vas al cine y llegas tarde. No puedes ver, y la gente no está contenta de que estés allí. La película ya ha empezado y te has perdido partes. Tienes que ponerte al día si quieres verla, y tienes que encontrar tu sitio en la oscuridad sin pisar a la gente. Luego, si encuentras tu sitio, cállate y presta atención; puede que entiendas de qué va la película" y si, en este caso la película es tu vida (carita de risa angustiosa: ◡̈).
No quiero decir que todo de migrar sea duro, al contrario, creo que la resiliencia que da el aprender sobre culturas diferentes es lo que nos ayuda a apreciar la diversidad. La individualidad y la diferenciación nos ayudan a percibir y experimentar de una manera más amplia culturalmente que un no inmigrante, por eso siempre digo que todo el que pueda debería vivir un año en otro país.
“Todo el tiempo morimos y renacemos. Para mí, emigrar es morir un poco. Implica aceptar de alguna forma el final de algo, y de renacer de nuevo y reinventarte. Esa integración a una nueva cultura también implica la desintegración de lo anterior” Alejandro González Iñárritu
El poder reinventarte y ser quien quieres ser en ese momento, especialmente si no puedes serlo en tu país, es algo maravilloso. Creo que todos hemos presenciado como varios famosos se han vuelto la personificación de las ideas que guían la cultura y sociedad a donde se mudan: Arnold Schwarzenegger (austríaco) es la representación del sueño americano (casado con una Kennedy y ex gobernador de California, ni más ni menos), tenemos a las muy francesas Mata Hari (nació en los Países Bajos) espía y bailarina exótica, y a Joséphine Baker, vedette y espía (nació en USA) y más recientemente cómo olvidar a Anna Delvy, la rica heredera alemana, que en realidad es una gran estafadora (que nació en Rusia). Todos ellos vieron las oportunidades que les daban los países donde emigraron y las aprovecharon increíblemente (para bien o para mal).
Sin ir demasiado lejos, yo misma he podido presenciar el glow-up de varios de mis amigos cercanos que ahora son la mejor versión de sí mismos, y brillan siendo lo que siempre quisieron ser fuera de las reglas sociales de sus países, que todos sabemos son mucho más difíciles de dejar cuando aún estás inmerso en esa sociedad.
Hay una frase de Maya Angelou que me encanta porque para mi describe perfectamente qué es ser un extranjero y dice: "Nunca podrás volver a casa, pero la verdad es que nunca podrás irte de casa, así que no pasa nada".
Estoy segura que este no será el último post de migración en JMA. Como dije, los inmigrantes tenemos muchas cosas que decir sobre este tema.
Esto. FUCK. "Siento que los inmigrantes estamos en una especie de purgatorio emocional… por siempre"
Este artículo me llegó en un momento en el que me siento tal cual. Me he estado preguntando constantemente por qué siento tanta nostalgia; que incluso me he puesto a escribir tanto al respecto. Aquí me das la respuesta.
Muchas gracias por traer estos términos que describen perfectamente como me siento. Me has quitado un peso de encima con todas estas emociones tan rebuscadas.